

Y con eso no me refiero a la novela del Nobel Knut Hamsun, más bien quería expresar la sensación que empezábamos a sentir en el estómago los compañeros que cubríamos el intento, luego consumado, de derribo de una vivienda del Cabanyal. Suerte que una vecina caritativa repartió barras de pan y longanizas de pascua en cantidades mas que generosas. Basta con ver los carrillos de los compañeros.
3 comentarios:
Pues sí mas hambre que un maestro escuela...
Lamentablemente este refrán se podría actualizar.
sí, más que un fotógrafo en El Cabanyal...
Publicar un comentario