Hubo un tiempo, lejano ya, en el que cuando trabajábamos con papel siempre hacíamos la copia del colega que habíamos "pillado" en esos momentos de aburrimiento, relajación o simplemente tontería. Luego la poníamos en la bolsa y al siguiente encuentro: risas entre todos los presentes. Ahora, en principio, es mucho más fácil pero el formateado de tarjeta, olvido o dejadez hace que a veces no lleguen a sus destinatarios. Ahora podremos ver algunas.
martes, 6 de abril de 2010
Hambre
Y con eso no me refiero a la novela del Nobel Knut Hamsun, más bien quería expresar la sensación que empezábamos a sentir en el estómago los compañeros que cubríamos el intento, luego consumado, de derribo de una vivienda del Cabanyal. Suerte que una vecina caritativa repartió barras de pan y longanizas de pascua en cantidades mas que generosas. Basta con ver los carrillos de los compañeros.
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3 comentarios:
Pues sí mas hambre que un maestro escuela...
Lamentablemente este refrán se podría actualizar.
sí, más que un fotógrafo en El Cabanyal...
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