
Dicen las escrituras que Jacob compró la primogenitura con un plato de lentejas. Nuestra nunca bien ponderada alcaldesa, intentó comprar nuestras voluntades con unos magros platos de fideuà. No sabe que, nosotros, por menos de unos trajes de Armani o unas chupas de Vuitton no tragamos. El autor de la foto es uno de los clones de la entrada anterior.